Mi novela del tranvía




Entré corriendo, pues ya era tarde. Me paré en medio para evitar el apachurramiento matutino, escuchaba música para acortar el viaje. Levante la mirada y me percaté como todos los días de la caballerosidad, pues todos los asientos estaban ocupados por hombres y la mayoría de las mujeres que viajábamos estábamos paradas cargando nuestras pesadas bolsas.

EL señor de traje y corbata desocupó uno de los asientos, la chica deslumbrante ocupó en seguida el asiento, justo al lado del señor panzón y bigotón, que al juzgar por su aspecto desaliñado no parecía que ir al trabajo sino más bien parecía que iba a un mandado que su esposa le había ordenado ir, a cobrar un dinero que mucha falta les hacía en casa.

Mientras tanto la muchacha a su lado sacó todos sus instrumentos de belleza para mejorar su desvelado aspecto: maquillaje para los ojos, sombra aquí, sombra allá. Ella maniobraba con precisión para no mancharse o ponerse maquillaje de más, con el ajetreo del vagón, despreocupada de que alguien la viera o la criticara, no sospechaba que alguien la observara.

De pronto, qué veo, es el señor mandilón observando a la muchacha deslumbrante, mirando cada movimiento de sus delicadas manos, pasando la brocha pro toda su hermosa cara. Una mirada a echó a su bolso, no la dejaba de ver. Por fin el señor mirón bajo del vagón, no sin antes dedicarle una última mirada a su bolso y a ella.

De nuevo un asiento vacío, el sujeto más alto del vagón se apodera de él. También mira a la chica, no deja de ver qué hay en su bolso. Piensa que es muy bonita para tanto maquillaje, quiere preguntarle su nombre, su teléfono, invitarla a salir, pero no sabe cómo.

Quiere comenzar una relación con ella, que sus papás la conozcan, quiere lucirla por toda la ciudad. Ella dirige una mirada despectiva hacía, él se voltea y me mira, piensa qué me vez.

Miro al otro lado y me encuentro con una señora que va peinando a su hija de aproximadamente 6 años al parecer se les hizo tarde, pues ella está muy apresurada cuidando que el peinado le salga lo más perfecto posible. La niña tiene el aspecto de no haberse bañado. La madre pasa el peine con excesivo gel por la cabeza de la niña.

La madre piensa que no llegaran a la escuela y que la regresaran con todo y su hija, piensa que tienen que correr para que esto no suceda porque no tiene quien la cuide pues la mamá trabaja. Próxima estación, bajan. La señora casi le arranca el brazo a la pobre niña y corren.

Comentarios

  1. wow... les Gente, como yo! Cada dia, mientras voy al trabajo y de regreso a casa. Tanta gente, tantas historias, todas diferentes y entrelazadas. Sólo nos basta observar en silencio y cada una nos contará una historia. ¿Cual? La que quieras.
    Felicidades, me encanta leerte.

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  2. Gracias por tomarte un instante de tu día para leerme.
    No nos queda de otra, mientras vivimos en la ciudad de la shit, tenemos que ver el lado positivo, es lo que trato de hacer. Buenas vibras y nuevamente Gracias.

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