Desafortunadamente cotidiano


Era una noche como cualquiera, fría, con el cielo estrellado y una luna preciosa. Pero ya era tarde, el momento de decir adiós había llegado.

Catalina se despidió con un dulce beso de su amado, abordó el transporte que la llevaría a su destino final, a casa; para que ella por fin pudiera descansar. Pudo sentase hasta el final del autobús.

De entre sus cosas sacó un libro que le serviría de compañía en su trayecto. El vehículo arrancó, apenas avanzó dos cuadras cuando una anciana subió llevando en sus manos bolsas que a primera vista parecían pesadas.

Catalina vió que la señora apenas podía con su alma, así que a la falta de caballeros en el autobús, se levantó sediendo el lugar a la anciana. No había terminado de levantarse cuando la señora la interrumpió diciéndole: "no te apures hija, voy aquí cerca". Pero Catalina no conforme con la respuesta le ofreció cargar sus pesadas bolsas; y la anciana insistía: Gracias hija yo puedo sola ya casi bajo, dios te bendiga.

Y si efectivamente la señora descendió a los pocos minutos.

Lo anterior es sólo una pequeña muestra tan cotidiana de la falta de educación por parte de los "caballeros" al ver a alguien que de verdad necesita en este caso el asiento. El problema es el siguiente, cómo reeducar o educar a nuestra sociedad para evitar este tipo de situaciones, que a la mayoría de la sociedad nos preocupa. La solución inmediata que se me ocurrre es empezar por uno mismo a cambiar las cosas, es decir; no hacer lo que no queremos que nos hagan y dar lo que queremos recibir. ¿Acaso es tan difícil hacerlo?, ¿por qué no lo hacemos?, ¿tu qué solución propones?

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